Hace cuatro años nació entre pañales arruchaditos una de las más famosas realizadoras de comerciales en el país. Su prestigio fluye del efectismo y la perfección que atrapa a los clientes y al público frente a la pantalla, obligándolos a no perderse ni un solo detalle del trabajo audiovisual.
Hace cuatro años nació entre pañales arruchaditos una de las más famosas realizadoras de comerciales en el país. Su prestigio fluye del efectismo y la perfección que atrapa a los clientes y al público frente a la pantalla, obligándolos a no perderse ni un solo detalle del trabajo audiovisual.
Hace cuatro años, cuando la aventura estaba recién nacida, tuvieron que lidiar con bebés frente a las cámaras, pues su primer comercial fue de pañales “Arruchaditos Mami”. Esta cuña, donde lo único desechable era el pañal, constituyó su pasaporte al olimpo de las productoras.
La experiencia es tan simbólica como la forma de hablar del Director de Fotografía Salvador Bonet. Según su relato, el éxito les sonrió después de varios años comiendo alpiste, es decir, pasando hambre. Y en los dos últimos meses de su temporada de vacas flacas, es decir, de austeridad, se la pasaron jugando pinpón, o sea, 5 sin algo mejor que hacer.
La experiencia es tan simbólica como la forma de hablar del Director de Fotografía Salvador Bonet. Según su relato, el éxito les sonrió después de varios años comiendo alpiste, es decir, pasando hambre. Y en los dos últimos meses de su temporada de vacas flacas, es decir, de austeridad, se la pasaron jugando pinpón, o sea, 5 sin algo mejor que hacer.
El Arruchadito les brindó fortuna, además de fama. Pudieron pagar todas las deudas contraídas durante la realización de la película “Tiznao”. Este filme los despojó de todas sus pertenencias, pero los llenó de premios y reconocimientos internacionales. Les quedó, además, el equipo básico y la experiencia para emprender las tareas de su más exitosa ocurrencia.
La primera tripulación de 35mm estaba conformada por Salvador Bonet, venido de la madre patria cuando era niño; Dominique Cassuto, nacida en Egipto y traída al país desde Francia; y Christian Castañeda, quien los esperó desde siempre aquí en Venezuela. Luego se sumaron Vicente Gazara, Sila Parra, Juan Carlos Echendía, y otros no menos importantes en esta odisea de hacer cuñas para cine y televisión.
Maniáticos de la perfección
“Redujimos al mínimo la improvisación -dice Dominique-. Es muy difícil que nos encontremos con una situación que no haya sido prevista”. Todo el proceso de rodaje se define antes de comenzar a filmar. Cada toma está muy bien pensada. Todos los íconos, luces y colores tienen su sentido, matizado con movimientos y efectos especiales.
La traducción al lenguaje cinematográfico de la idea presentada por las agencias, se realiza primero en la mesa. La creatividad del grupo se despliega con mayor efectividad en las noches, cuando los teléfonos dejan de sonar y el ambiente fresco de Altamira norte propicia la imaginación.
Los sorprenden varios amaneceres antes de dar con la idea más satisfactoria. Luego la someten al riguroso método de planificación. El bombardeo de ideas toma cuerpo en los dibujos del “shooting” o desglose de rodaje. Se esboza toma por toma, con su correspondiente descripción de utilería, vestuario, locación, modelos y acciones.
Las agencias y los clientes di- rectos se sorprenden de la extraordinaria rapidez con que 35mm acomete el proceso de filmación.
Esto es posible porque todo el equipo ya sabe qué, dónde, cuándo y cómo hacer lo que le corresponde. De este modo se evita el estrés que provoca la incertidumbre y se ahorra tiempo, dinero y materiales.
No sacrifican la calidad por la cantidad. Prefieren hacer pocos comerciales, pero con mucho es- mero. La manía perfeccionista que los caracteriza aumenta los costos; sin embargo, sus cuñas satisfacen con creces al cliente y al público. “Por nuestra fama -indica Salvador- la gente cree que hacemos muchos comerciales. Y en realidad sólo nos gusta hacer dos o tres cuñas al mes”. La envergadura de sus trabajos implica una cuantiosa inversión que oscila entre los 800 mil y los 3 millones de bolívares.
Destinos en confluencia
La productora de Franco Rubartelli fue la escuela para la mayor parte de los integrantes de 35mm. Del acucioso empirismo de su aprendizaje saltaron a la vida profesional independiente. La conciencia de complementaridad que tuvo el grupo desde un principio, hizo que se prometieran triunfar y padecer siempre en cambote.
Salvador era aficionado a la fotografía y quería ser biólogo. Pero, en el período de una de las recurrentes huelgas de la universidad donde pensaba estudiar, comenzó a trabajar en la productora de Rubarteli. Allí, Christian comenzó siendo motorizado y rápidamente demostró que había nacido para ser mucho más, y se convirtió en la mano derecha de su jefe. Y una exposición acerca de Vietnam fue el inicio de la carrera de Dominique junto al hombre de la barba y la bandana.
Un buen día decidieron dejar que Rubartelli se defendiera sin ellos o, mejor dicho, decidieron defenderse sin Rubartelli. El talento y la ambición por trascender los llevaron rápidamente a un éxito que todavía los sorprende.
Acuñando persuasión
La presentación impecable y la grandiosidad componen el rótulo que identifica a las cuñas de 35mm. Involucran al espectador en grandes escenarios ciudades cosmopolitas, numerosos extras, centros comerciales, museos, barcos, trenes y helicópteros. No escatiman esfuerzos en la búsqueda de todo lo necesario para acuñar persuasión en sus comerciales. Hacerlos vistosos e inolvidables es el objetivo.
Fueron blanco de los mayores improperios durante el rodaje de la cuña para calzados “Romano”, aquella en la que trancaron la autopista Francisco Fajardo, para dar paso a un joven de la bohemia urbana usando los zapatos y el morral de moda.
Ya llevan tres años mostrando las bondades de la tarjeta de crédito Banco Unión Visa a la “gente alegre y atractiva”, los mismos que tienen “su propia forma de vivir”. Invitan al público a tomar bebidas en competencia, tanto la surrealista Maltín Polar como la citadina Malta Caracas. Y, por supuesto, les debe haber resultado mucho más fácil presentar a un joven soplando la botella de Malta Caracas, que a un alpinista escalando la botella de Maltín Polar.
También son los responsables del remoto comercial de Belmont, donde los bañistas simulaban una filmación con una cámara de madera rellena de cajetillas de cigarrillos. Aquellos eran los tiempos del posicionado “tucutucú tucutú” de la marca azul celeste de Bigott. En este rodaje, Christian Castañeda conoció a la modelo que se convertiría en su esposa. Suelen aportar bastante en la parte creativa cuando las agencias se los permiten. Por lo general, sus propuestas no son ignoradas y enriquecen sustancialmente las ideas originales. Enfrentan retos esperados e inesperados, como el requerimiento de una cámara especial de alta velocidad que filma a 500 cuadros por segundo, o la necesidad de reponer los dientes caídos de un niño en los días previos al rodaje. Por todo esto, los comerciales de 35mm han merecido numerosos galardones. Cada cuña exitosa presenta una mayor exigencia para la siguiente, pues consideran que siempre tienen algo que mejorar.